Hace algunos años el cantante español Joan Manuel Serrat publicó un disco con canciones de algunos poemas del escritor uruguayo Mario Benedetti. Recuerdo que entre ellas había una canción llamada “Una Mujer Desnuda y En Lo Oscuro”. El título me llamó la atención y escuché la canción varias veces y la parte que más me gustó fue la que dice:

“Una mujer desnuda y en lo oscuro es una vocación para las manos para los labios es casi un destino y para el corazón un despilfarro, una mujer desnuda es un enigma y siempre es una fiesta descifrarlo”.

 Y es que desde el inicio de la humanidad el cuerpo humano desnudo ha sido la fascinación de hombres mujeres. Dice la Biblia que Adán y Eva caminaban desnudos en el paraíso hasta cuando cometieron el pecado original, entonces tuvieron que cubrir sus cuerpos con hojas de higuera.

El desnudo, el erotismo y la sensualidad también ha estado presente en el arte; tanto por la recepción del espectador ante el desnudo, como por el contexto histórico en que se crearon. Es un género artístico dedicado a mostrar el cuerpo humano en todo su esplendor, representado de manera pictórica o plástica.

Es a la vez pintura y erotismo, porque la sexualidad se convirtió en un tema común en el arte, donde los artistas buscan representar de alguna manera la sexualidad, pero también intentan definirla.

El arte erótico entonces pasaría a desempeñar un papel esencial e inevitable en la revolución artística durante un largo tiempo. Los antiguos artistas griegos, por ejemplo, pensaban que la desnudez era la forma perfecta de mostrar el cuerpo humano y artistas en India, China y Japón también han capturado libre y hermosamente escenas sexuales explícitas a través del arte.

El Colombia Darío Morales fue un cartagenero que dedicó la mayor parte de su vida y de su obra a pintar desnudos. El erotismo de su pintura trasciende el voyerismo del espectador, que perfectamente podrá ver en sus obras la desnudez total y absoluta, sin tapujo alguno.

Fernando Botero también tiene muchas pinturas con desnudos. Por ejemplo, la mujer más voluptuosa que tiene Medellín, de grandes caderas y protuberantes senos, la más querida, la que todos llaman “la gorda de Botero”, está también desnuda.

El arte entonces se ha convertido en una expresión del poder subconsciente, que llamamos deseo, del cual la sexualidad es solamente una de muchas manifestaciones.

El poder experimental y seductor del arte erótico trasciende la simple representación, pues cuenta otra historia, una que va más allá de lo histórico o académico, de lo religioso o mitológico.

El arte erótico es realmente una imagen sin contexto, una imagen desnuda y pura que traspasa las normas de lo “decente” o “indecente”, haciendo que lo privado, lo íntimo y lo sexual expresen el poder infinito y la belleza del cuerpo humano.

Curiosamente una de las iglesias cristianas más famosas del mundo es la Capilla Sixtina y está en el Vaticano. En ella se pasó 4 años el artista y escultor italiano Miguel Ángel pintando su cúpula. En aquella época hubo mucha oposición por su trabajo, el motivo era la desnudez de la mayoría de los personajes allí pintados, pues no estaba bien que hubiera desnudos en semejante lugar sagrado, donde se mostraban ángeles sin alas y santos sin aureolas, pero si su desnudez. Muchos años después hubo de cubrirse los órganos sexuales de algunas figuras con telas pintadas. Sin embargo, este lugar es visitado cada año por millones de turistas que llegan a ver esa maravilla de obra de arte, pero sin los ojos del voyerista, el cuál disfruta ver imágenes íntimas o eróticas.

Porque el erotismo que hay en las pinturas y esculturas no puede ser visto como pornografía o pecado, a pesar de que públicamente se exponen sin disimulos los órganos sexuales masculinos y femeninos.

El desnudo es, tal vez, uno de los motivos más comunes en el arte. Por ejemplo, las esculturas más apreciadas por los museos son generalmente desnudos tallados sobre mármol o piedra. Casi todas ellas son representaciones de dioses, formas que contribuyen a su idealización: cuerpos fuertes, grandes y amplios. La Venus de Milo, por ejemplo, muestra ambos senos y su sensual abdomen.

Tal vez una de las esculturas más grandes que existe en el mundo es el David de Miguel Ángel, que se encuentra actualmente en la Galería de la Academia en Florencia, en Italia. Esta escultura de mármol de 5,17 metros de altura y 5.572 kilos de peso muestra a un hombre musculoso y completamente desnudo.

Quién vaya a París no puede dejar de visitar el Museo del Louvre, dónde podrá observar y deleitarse con algunos de los desnudos más hermosos del mundo, como La Hermafrodita dormida, Ares, La Venus de Milo, Las tres Gracias, Las Sabinas, Leónidas en las Termópilas, Endimión y Venus y el amor.

Pero también el desnudo está presente en la publicidad que vemos en los medios de comunicación, pues el sexo ha sido utilizado en la publicidad desde sus comienzos. El erotismo en la publicidad generalmente se utiliza de forma insinuante combinando el glamur y la estética principalmente sobre el cuerpo femenino. Aunque en la mayoría de los casos siempre era así, desde hace algún tiempo han aumentado las campañas donde los protagonistas son modelos masculinos desnudos o semidesnudos y contorneados que despiertan el interés y la atención del público femenino. El sexo en la publicidad se basa en la idea que tienen los publicistas de que las personas sienten curiosidad acerca de la sexualidad humana y que ese tipo de mensajes captan la atención e influye en la compra de los consumidores.

En definitiva, pintores, escultores, poetas, fotógrafos, escritores y publicistas, todos ellos han pintado, tallado, escrito o idealizado el cuerpo humano desnudo, como una forma de representar la perfección, la sensualidad, la sexualidad y el erotismo que hay en un cuerpo despojado de vestimenta.

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