La sexualidad es el conjunto de comportamientos y prácticas que expresan el interés sexual de los individuos y abarca todos los aspectos relativos al sexo biológico, la reproducción, la orientación sexual, el erotismo, la intimidad, el placer y el género. Por ende, se expresa más allá de la reproducción de la especie, pues además de ayudar a crear descendencia, también cumple funciones afectivas.

Nuestra sexualidad cambia y crece a lo largo de nuestras vidas e incluye comportamientos sexuales, las relaciones sexuales, y la intimidad; también cómo elegimos expresarnos como hombres y mujeres en la forma en que hablamos, nos vestirnos y nos relacionarnos con los demás.

En líneas generales, la satisfacción y la autoestima corporal están asociados con una mejor sexualidad, pues responde a estímulos sensoriales o del pensamiento; se expresa en el lenguaje, pues se transmite también por medio de las palabras y del lenguaje y genera vínculos emocionales, ya que la sexualidad influye en el afecto y el vínculo con la pareja.

La sexualidad es una dimensión de la personalidad que está presente en la conducta humana. Es por ello que nuestra sexualidad se manifiesta de muy diversas formas. Los sentimientos de ternura, de enamoramiento, de acariciarse, las fantasías, los sueños eróticos, la masturbación son impulsos y conductas que todos podemos sentir a medida que se desarrolla nuestra sexualidad.

Por eso la sexualidad tiene relación con nuestras emociones, actitudes, pensamientos y sentimientos, también con el impulso o deseo sexual y la atracción física, es decir, que la sexualidad incluye a nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestras relaciones con los demás.

Sin embargo, existen algunos mitos y tabúes sobre la sexualidad que son   todas aquellas creencias, afirmaciones, narraciones, tradiciones que empiezan a ser comunes y a circular entre las personas de generación a generación y que terminan convirtiéndose en tabúes. Como, Por ejemplo:

Con condón no se siente placer. Este mito es falso, pues el placer sexual no depende del condón, si bien la sensación puede no ser la misma, al usar condón se protege y evita adquirir enfermedades de transmisión sexual.

La pastilla del día después es un método para planificar. Esto es Falso, ya que la pastilla del día después es un método de emergencia para cuando se tienen relaciones sexuales sin protección, pero no debe ser usado como un anticonceptivo permanente.

En la vejez ya no hay deseo sexual. Esto es Falso, pues el deseo sexual depende del estado de salud de las personas, de sus procesos de vida o las características de su cuerpo y de cómo la persona ha vivido su sexualidad.

Tomar alcohol o emborracharse garantiza tener mejor sexo. Este mito es falso, incluso, puede llegar a dificultar la excitación y el orgasmo.

Con la cantidad de métodos anticonceptivos que existen, las mujeres quedan embarazadas porque quieren. Este mito es falso. Esta afirmación tiene que ver con la falta de acceso a los métodos anticonceptivos, también con que ninguno de los métodos es un 100 % efectivo y muchas veces se hace un uso incorrecto de estos métodos de prevención.

Los hombres sienten más deseo sexual que las mujeres. También es Falso, pues se ha comprobado que no hay diferencias entre el deseo masculino y el femenino.

La vasectomía y ligadura de trompas causa impotencia y frigidez. Es un mito parcialmente falso, pues con la vasectomía no se causa ningún daño a los vasos sanguíneos que producen la erección, sin embargo, después de una ligadura de trompas sí puede haber algunos cambios hormonales.

Es malo que los hijos e hijas vean desnudos a sus padres. Este mito también es falso. El problema es que el cuerpo, al estar atado a la sexualidad, se ha convertido en un tabú. Expertos recomiendan que los niños desde pequeños puedan explorar y conocer su cuerpo, pues esto les ayuda a protegerse de cualquier violencia que pueda ser ejercida en contra de ellos, especialmente la sexual.

Masturbarse es malo para la salud y puede causar infertilidad. Es Falso, ya que masturbarse es una práctica natural de los seres humanos para lograr conocer, explorar y satisfacer su deseo sexual. Actualmente no existen investigaciones científicas que demuestren que esta práctica produzca enfermedades físicas o psicológicas.

El tamaño del pene importa. Es un mito falso. El hecho de que un pene mida más o menos centímetros no es relevante para el placer, ya que los puntos sensibles en la vagina no se encuentran en lugares muy profundos.

«La primera vez no me puedo embarazar”. Es Falso, toda vez que cuando el pene entra en contacto con una vulva o vagina hay riesgo de embarazo si no se usa un anticonceptivo, sea que eyacule o no.

“Los hombres siempre tienen ganas». Es también Falso, pues como les pasa a las mujeres, los hombres a veces tampoco tienen ganas de tener sexo por múltiples factores: cansancio, estrés, problemas maritales o de comunicación, enojos, estar con la libido en otro lado, etc.

“Existen dos orgasmos: el clitorídeo y el vaginal”. Es Falso, ya que el orgasmo se produce a través de la estimulación del clítoris generalmente en forma directa con la mano, la lengua, un juguete sexual, el pene, o la vulva. Sólo aproximadamente el veinte por ciento de las mujeres pueden tener un orgasmo con la penetración del pene sin estimulación externa del clítoris.

“La postmenopausia genera bajo deseo sexual”. Es Falso, porque en esta etapa se puede disfrutar perfectamente del sexo y llegar al orgasmo satisfactoriamente.

“Si uno no tiene sexo con penetración ni con los genitales, no tiene sexo”. Es Falso, ya que la sexualidad abarca mucho más que los genitales. Miradas, besos, abrazos, el compartir, el auto placer, la fantasía, forman también parte de la sexualidad.

“Una sexualidad plena depende de la frecuencia sexual”. Es Falso. La sexualidad plena depende de la coherencia que hay entre lo que yo quiero para mi sexualidad y la realidad sexual que tengo.

“Los ancianos no pueden tener orgasmos”. Falso. La edad no es un factor que por sí solo condiciona la posibilidad de tener orgasmos.

“A las mujeres no les gusta tanto el sexo oral como a los hombres”. Falso. Cada mujer elige lo que le gusta y muchas gozan del sexo oral sin problemas y hasta lo eligen más que a la penetración.

“Los hombres se masturban casi todos, pero las mujeres mucho menos”. Falso. Gracias a la educación sexual, y a que cada vez hay menos prejuicios, las mujeres se masturban, conocen su cuerpo y se permiten autosatisfacerse sin culpa.

“Es mejor tener juntos el orgasmo, indica mejor acto sexual”. Falso. Los tiempos de los orgasmos son de cada uno, y de la mecánica de la pareja, y generalmente cambian en cada relación. El orgasmo juntos no es ni mejor ni peor, depende de cada pareja.

No se debe tener relaciones sexuales menstruando”. Falso. La menstruación no perjudica la penetración ni tener sexo, al contrario, puede generar un momento muy placentero.

«Existen las mujeres frígidas, son las que no tienen orgasmos”. Falso. Toda mujer puede llegar al orgasmo, cada mujer necesita su tiempo para lograrlo.

“Los hombres tienen disfunciones eréctiles casi siempre por motivos orgánicos”. Falso. La mayoría de los hombres tiene disfunciones eréctiles por motivos emocionales.

“Si usamos doble preservativo nos cuidamos mejor”. Falso. El preservativo se usa de a uno por vez. Desde que el pene tiene un primer contacto con la vulva hasta que termina la relación sexual. Si se usa doble, hay más probabilidades de que se rompa.

«El tamaño del pene es decisivo para el goce de los varones y las mujeres”. Falso. El goce y el sexo de ambos no dependen del tamaño del pene. La sexualidad abarca toda la piel en el varón y en la mujer para que formen parte del erotismo y la estimulación. El orgasmo se da en un pene de cualquier tamaño; y en la mujer, no depende de lo largo del pene, ya que la vagina no tiene sensibilidad interna y el orgasmo siempre es clitorídeo.

RESERVAR