Todas las culturas del mundo han utilizado diversas prácticas para evitar los embarazos, estos métodos eran una mezcla entre magia y superstición con algo de sentido común, por eso la historia del control de la natalidad es tan antiguo como la propia humanidad.

La historia de los anticonceptivos es, en parte, la historia de las enfermedades venéreas y, en parte, la historia de la anticoncepción y de la regulación de los nacimientos.

El control de la natalidad existe desde el momento en que las familias comprendieron que sobrepasaban sus posibilidades de mantener a todos los hijos que nacían.

A lo largo de la historia los pueblos han utilizado varios sistemas para controlar la natalidad, es decir, para evitar que el número de hijos aumentara. Los métodos empleados iban desde la abstención periódica en función de las etapas fértiles de la mujer o la utilización de diferentes tipos de productos, tratamientos o aparatos con el fin de evitar que el esperma se depositara en el útero de la mujer para así impedir que los óvulos maduros estuvieran en contacto directo con los espermatozoides vivos.

El coito interrumpido, llamado también “coitus interruptus”, fue sin duda el primer método empleado por el hombre para evitar la concepción; este consiste en retirar el pene de la vagina momentos antes de la eyaculación y hacerlo afuera para impedir que haya un embarazo. El objetivo del método del coito interrumpido es evitar que el esperma ingrese en la vagina. A esta práctica la llaman eufemísticamente en algunos países “moler en el molino de una dama sin hacer pasar el agua”.

La literatura sexual de la antigua China aporta detalles sobre el coito interrumpido y la retención seminal como una forma de gimnasia terapéutica para controlar la propia actividad sexual. Los chinos consideraban que el semen era el tesoro más preciado del hombre y que su expulsión suponía una pérdida que solamente se contrarrestaba con la recepción de una cantidad equivalente de secreciones femeninas. Por lo tanto, el hombre chino debía satisfacer completamente a su mujer en el coito, aunque él no pudiera eyacular más que en ciertas ocasiones. Por lo tanto, como la mujer es tan fértil la mayor parte del tiempo, los hombres chinos tuvieron que esforzarse durante siglos por aprender a evitar eyacular dentro de la vagina para prevenir embarazos no deseados.

Esto no es nada nuevo, pues muchos hombres han aprendido y practicado durante años la técnica para controlar su eyaculación, teniendo que esperar a que la pareja haya llegado, no solamente a un orgasmo, sino, en muchos casos, a tres o cuatro, si la mujer es multiorgásmica.

Cuando los antiguos descubrieron el papel que desempeña en la concepción el esperma masculino, buscaron un método que impidiera la llegada del semen al útero, para eso tenían 3 opciones: expulsarlo, bloquear su entrada o acabar con su vida. Por eso, el método anticonceptivo que más se ha descrito en la historia es el empleo de espermicidas, es decir, de sustancias capaces de dar muerte al semen que produce el varón. Ya en el siglo IV a. c., se evitaba la concepción untando en el útero de la mujer aceites de cedro o de oliva, mezclado con incienso o con una pomada de plomo; se mencionan también el uso de esponjas espermicidas empapadas en sal, miel y aceite.

Hay muchas enfermedades venéreas que hoy conocemos que existen desde la Antigüedad, se sabe, por ejemplo, que la gonorrea existió en Grecia, Egipto y Roma. Sin embargo, aunque hoy en día el uso del condón es un método eficaz para prevenir los embarazos no deseados, en un principio sólo se usaba para evitar las enfermedades de transmisión sexual, pues se sabe que los hombres de la antigüedad no emplearon el condón para evitar embarazos, sino para protegerse de las enfermedades infecciosas.

Los condones entonces sólo se utilizaban como protectores para el pene y por eso el control de la natalidad estuvo a cargo casi siempre por las mujeres, que tuvieron que aprender a controlar la natalidad con la ayuda del hombre o sin ella. Por eso antes de que se emplease el condón como anticonceptivo, lo que sucedió ya a finales del siglo XVIII, su única función fue proteger al hombre del contagio de venéreas y, por tanto, siempre se asoció su uso a la prostitución y al libertinaje.

Los preservativos o condones, como métodos para la prevención de enfermedades venéreas y para retener el semen, eran en la antigüedad unas fundas de tela que se colocaba sobre el pene y se fabricaban con diversos materiales como el lienzo, la calabaza, el cuero, la seda, el papel aceitado, la vejiga de pez o carey, la tripa de una oveja, tejidos animales, entre otros.

El preservativo se consideró definitivamente un método de prevención contra el embarazo tan solo en 1928, cuando Alexander Fleming descubrió la penicilina, entonces se terminó el fantasma de las infecciones venéreas.

En 1932 el ginecólogo japonés Kyusaku Ogino descubrió un método natural de control de la natalidad, también conocido como el método del ritmo o el método del calendario, que consiste en calcular los días del ciclo menstrual de la mujer para evitar un embarazo. Este método fue muy utilizado por todas las mujeres del mundo hasta el año 1960, cuando aparece la pastilla anticonceptiva.

La Pastilla, por su parte, fue formalmente aprobada como anticonceptivo oral en 1960 y significó un gran progreso y toda una revolución en el mundo de la sexualidad, pues ahora las mujeres podían ejercer su vida sexual libremente y sin temores de quedar embarazada. Fue así como a partir de la segunda mitad de la década de 1960, comenzó a disminuir en forma voluntaria el número promedio de hijos por mujer.

Las ventajas que tienen las pastillas anticonceptivas es que son muy seguras, es un método anticonceptivo fácil y práctico, es reversible para cuando se desee el embarazo, con su uso algunas mujeres tienen menstruaciones más ligeras y menos dolorosas y reducen el riesgo de ciertos tipos de cáncer, como el de ovario, de endometrio y el colorrectal.

Sin embargo, este método anticonceptivo también presenta algunas desventajas. Entre ellas se encuentran que requiere un control bastante estricto para tomar la pastilla todos los días aproximadamente a la misma hora, pueden aparecer algunos efectos secundarios, generalmente temporales, presentan un riesgo más elevado de algunas complicaciones graves, como coágulos sanguíneos, pueden aumentar el riesgo de cáncer de mama y de cuello uterino y no protegen contra las enfermedades de transmisión sexual (ETS).

El último método anticonceptivo descubierto es la llamada pastilla del día después. Esta pastilla sirve para prevenir el embarazo y se le considera un anticonceptivo de emergencia. El propósito de estos anticonceptivos es prevenir el embarazo después de que una mujer tuvo relaciones sexuales sin protección o cuando ha fallado el método anticonceptivo que utiliza.

Según estudios realizados, si se toma la pastilla antes de 24 horas, la efectividad es alrededor del 90% y si se dejan pasar más de 72 horas, la efectividad disminuye al 75%.

Juan Guillermo Londoño Berrío

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