La orientación sexual puede definirse como la atracción física, romántica, afectiva, emocional o sexual que una persona mantiene hacia otra. La orientación sexual se trata de quién te atrae y con quién se quiere tener relaciones.

Las orientaciones sexuales pueden ser heterosexual, término que se refiere en concreto al deseo y a la atracción romántica y sexual que siente alguien hacia individuos del sexo opuesto; homosexual, la atracción hacia personas del mismo sexo y bisexual, la atracción a personas de ambos sexos.

Se distingue fácilmente de otros componentes de la sexualidad que incluyen sexo biológico, identidad sexual y el rol social del sexo respeto de las normas culturales de conducta femenina y masculina.

La orientación sexual es diferente de la conducta sexual porque se refiere a los sentimientos y al concepto de uno mismo. Las personas pueden o no expresar su orientación sexual en sus conductas y comportamientos.

La orientación sexual se presenta desde la heterosexualidad exclusiva hasta la homosexualidad exclusiva e incluye diversas formas de bisexualidad.

Etimológicamente la palabra homosexualidad significa “igual” (homos) y “afectividad” o “sexualidad” (sexualis) y puede definirse como la atracción o interacción afectiva, emocional y sexual hacia individuos del mismo sexo.

Numerosos documentos históricos revelan que las relaciones afectivas y amorosas entre dos personas del mismo sexo, sean éstas hombres o mujeres, han existido desde la más temprana antigüedad.

A las personas con esta orientación homosexual se las denomina gay, para los hombres y lesbianas para las mujeres.

En términos generales, una lesbiana es una mujer que se siente atraída y prefiere tener relaciones íntimas con otras mujeres. La atracción y las relaciones pueden ser sexuales, emocionales, románticas y/o espirituales.

La homosexualidad femenina se llama “lesbianismo”, término proveniente de la isla de Lesbos, en Grecia, donde residía la poetisa Safo, conocida por sus escritos acerca del amor entre las mujeres.

Las personas bisexuales, ya sean hombres o mujeres, pueden experimentar una atracción sexual, emocional y afectiva hacia personas de su mismo sexo y también del sexo opuesto.

Los bisexuales, a menudo llamados “bi”, son personas que se sienten atraídas emocional, romántica o sexualmente hacia personas de cualquier sexo. Para algunos bisexuales, el grado y la forma en que se sienten atraídos hacia personas de diferentes sexos pueden cambiar a lo largo de su vida. Algunas personas que se sienten atraídas hacia más de un sexo utilizan otros términos, como pansexual o polisexual.

A alguien pansexual le atraen las cualidades de una persona como su manera de pensar, su personalidad, sus valores, su humor, su belleza, etc., sentimiento que va más allá de su género o sexo. Mejor dicho, que siente atracción sexual o romántica por las personas por lo que son, por su individualidad y por ser únicas.

La trisexualidad se entiende como la práctica sexual en la cual se involucran 3 tipos diferentes de géneros en el acto sexual, bien sea heterosexual, homosexual, o bisexual, lo que significa que podría estar con tres géneros a la vez.

Es importante tener en cuenta que la trisexualidad es una identificación válida dentro del espectro de la diversidad sexual.

La omnisexualidad es una orientación sexual caracterizada por la atracción sexual por todos los géneros, pero con posibles preferencias hacia uno o más géneros.

Pero no todas las personas tienen una orientación hacia la sexualidad, existe también la asexualidad, que es una forma de orientación sexual donde las personas asexuales no sienten atracción sexual o sienten poco o nada de interés en tener sexo.

Las personas asexuales presentan, por lo general, algunas características básicas, pues no sienten excitación sexual por otras personas, no sienten ganas de tener relaciones sexuales, ni piensan en ello y no terminan de entender cuando sus amigos o personas cercanas hablan sobre el tema.

En este sistema, los asexuales se dividen en varios tipos, los que tienen apetito sexual pero ninguna atracción romántica; los que tienen atracción romántica pero ningún apetito sexual y aquellos que tienen ambos, es decir atracción romántica y apetito sexual. Finalmente están los que no desean ni lo uno ni lo otro.

A diferencia del asexual, el demisexual es aquella persona, hombre o mujer, que es incapaz de sentir atracción sexual por otra persona a menos que sienta una fuerte conexión sentimental o emocional con ella.

Las personas demisexuales no sienten atracción sexual sin esa intimidad y conexión emocional previa. No sienten atracción a primera vista hacia ningún género en concreto, aunque pueden llegar a sentirse atraídos por cualquier ser humano, siempre que se haya establecido antes un lazo afectivo.

El modelo de relación necesario para que la persona demisexual mantenga un acercamiento erótico varía mucho de una persona a otra, pero lo fundamental es que haya conocimiento mutuo, cercanía e intimidad.

No obstante, el hecho de que exista un vínculo emocional no garantiza que haya atracción sexual; es sólo un requisito previo para que pueda ocurrir. Es importante matizar que algunas personas demisexuales distinguen entre la atracción sensual de acariciar y abrazar y la atracción sexual, aunque puede ser difícil diferenciarlos.

La Grisexualidad procede de la palabra “gris” y define a las personas que no son asexuales, pero que tampoco viven la sexualidad de la forma considerada “normal”, es decir son aquellas personas que no tienden a sentir deseo por otras, así como tampoco están faltos de líbido. Entonces solo sienten atracción por otros en determinadas y muy selectivas circunstancias.

Aquellas personas que se identifican con la grisexualidad tienden a sentir atracción sexual en pocas ocasiones, con un nivel bajo de intensidad o bien solo en situaciones muy específicas.

Por último, existe la alosexualidad. Una persona alosexual es toda aquella que siente deseo sexual por otra sin importar su orientación, ya sea homosexual, heterosexual o bisexual y disfruta del contacto sexual.

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