La palabra voyeur proviene de la palabra francesa voir, que en español se traduce como “el que ve” y está estrechamente relacionado con el acto de mirar, observar o espiar.  Implica la contemplación de otras personas consiguiendo una excitación a través de ello, es decir, el voyeurismo consiste en recibir estimulación sexual a través de la vista, mirando a una persona desprevenida cuando está desvistiéndose, desnuda o teniendo relaciones sexuales, ello puede conllevar a una práctica sexual como la masturbación de forma inmediata, o posterior a ella recordando la escena.

El voyeurismo es un placer erótico que consiste en conseguir la excitación sexual mientras se observa, de manera oculta, a una persona o un grupo de personas que se están desvistiendo, que están desnudos, en ropa interior o que participan en una actividad sexual.

Es una fantasía, un impulso o una conducta también bastante común, que incluso puede derivar en una patología si la persona busca deliberada y reiteradamente encontrar a personas en ese tipo de escenas y que ello afecte su vida personal, laboral o familiar.

Por lo general quienes presentan esta conducta, no participan de la actividad sexual, sólo son simples observadores y espectadores.

En algunas culturas el voyerismo se considera una perversión y varios países lo han clasificado como un delito sexual. Por ejemplo, el Reino Unido criminalizó el acto de espiar a alguien sin su consentimiento, pues en Inglaterra ya condenaron a tres años de prisión a un policía británico que filmó a 51 mujeres desnudas con cámaras ocultas para grabarlas durante horas sin que ellas lo supieran.

Canadá, por su parte, promulgó una ley similar a finales de 2005, declarando al voyerismo un delito sexual y en Estados Unidos también se penaliza esta práctica y en nueve estados del país hay leyes que castigan específicamente filmar a alguien sin su consentimiento mientras se encuentra en situaciones privadas. Ya hubo el caso de un maestro que fue sentenciado a 15 años en prisión por grabar secretamente videos de estudiantes cuando se cambiaban de ropa en su clase en una escuela secundaria en Florida.

Las prácticas voyeuristas pueden variar, pero su característica principal es la de que el voyeur, también llamado “mirón”, no interactúa directamente con el sujeto observado, quien permanece casi siempre ajeno a dicha observación.

El voyeur suele observar la situación desde lejos, bien mirando por una cerradura, por una abertura, o utilizando medios técnicos como un espejo, una cámara, etc.

El voyeurismo se da, en mayor medida, en hombres, mayoritariamente heterosexuales, ya que es el hombre el que depende más del sentido de la vista para alcanzar la excitación sexual.

Aunque no se conocen con exactitud las causas del trastorno voyeurista, diversos estudios han llegado al acuerdo de que el voyeurismo en los hombres puede ser resultante de elevados niveles de testosterona, que es la hormona sexual más importante del hombre y la que estimula su deseo sexual.

Aunque el voyerismo es más frecuente en hombres que en mujeres, no quiere decir que las mujeres no lo hagan, eso, aunque las mujeres necesitan más de un contacto físico para poder alcanzar la excitación; sin embargo, esto no quiere decir que algunas de ellas no disfruten de ver o ser vistas.

Hay hombres y también mujeres a los que les gusta mirar. Se excitan con los ojos, lo que hace que el voyeurismo sea la fantasía perfecta para ellos. Por eso lo que más disfrutan ver los hombres son dos mujeres en la cama, en cambio las mujeres prefieren los tríos y lesbianas.

En muchos de los casos, la tendencia del voyerismo se asocia con la del exhibicionismo, ya que, así como hay personas a las que le gusta ver a los demás, hay otros que disfrutan ser vistos o versen a sí mismos. A veces eso implicará verse a sí mismo teniendo sexo (utilizando, por ejemplo, espejos en el dormitorio).

Un cuarto con espejos, escondido por una ventana, a través de la apertura de la puerta o por una cámara pueden ser muchos de los escenarios elegidos por los voyeuristas. En otras, se trata de ver el cuerpo ajeno teniendo relaciones. Mantener esa distancia otorga a la fantasía una sensación de control sobre la situación.

El sexo frente al espejo es una forma de autovoyeurismo y esta mejora el placer y crea variedad y aventura en el dormitorio. Sobre todo, porque la estimulación visual es uno de nuestros estímulos biológicos, pues los seres humanos estamos exactamente programados para ello.

Además, podemos excitarnos tanto con el sexo en el espejo que podemos alimentar a nuestro exhibicionista interior. Te permite ser un voyeur de tu propia experiencia sexual, puedes obtener una perspectiva diferente y eso puede ser extremadamente erótico. La excitación se basa en el doble papel de ser protagonista y espectador a la vez de la escena sexual.

Existe hoy en día lo que se conoce como Voyeurismo digital, ya que, con los avances tecnológicos modernos, este trastorno se ha ido adecuando a los nuevos tiempos. Con la incorporación de las cámaras en los teléfonos celulares, se ha vuelto frecuente grabar o sacar fotografías y luego publicarlas en la red. De esta forma, ha cambiado el perfil tradicional del voyeur.

El voyeur electrónico o digital es aquella persona que se dedica a captar imágenes por medios digitales o telemáticos, webcams, cámaras digitales. Esta persona realiza las fotos para coleccionar, por diversión o autocomplacencia sexual, sin ningún ánimo de beneficio económico. Sin embargo, este tipo de voyerismo puede considerarse un acoso si traspasa los límites del respeto.

RESERVAR