Por autoerotismo se entiende como la práctica de placer individual, es decir la estimulación sexual buscando sensaciones o emociones claramente sexuales o que pueden asociarse a un significado sexual.
En sentido más específico, es la provocación mecánica de excitaciones sexuales que realiza el individuo en solitario, de manera consciente y más o menos deliberada, ordinariamente en un contexto de fantasías, imágenes sexuales y deseos eróticos.
El autoerotismo no se limita a la masturbación, también se relaciona también con leer libros que relatan experiencias íntimas de parejas, mirar escenas eróticas en películas, recordar un encuentro placentero con alguien, escuchar música, ver imágenes, tener sueños eróticos, etc. le conoce como placer propio.
El autoerotismo o masturbación implica estimular las zonas erógenas (los senos, la vulva, el clítoris y los labios vaginales, en las mujeres; el ano, el perineo, el escroto y la próstata en los hombres) y los órganos genitales (la vagina y el pene) para experimentar goce y placer.
El autoerotismo ha sido considerado como un método de prevención, ya que médicos y sexólogos han definido la masturbación como una forma de sexualidad segura que proporciona una liberación sexual y reduce el riesgo de embarazos no deseados e incluso enfermedades de transmisión sexual.
Las conductas autoeróticas están consideradas dentro del desarrollo sexual normal del ser humano y las prácticas más comunes son la masturbación y el uso de consoladores, vibradores y juguetes sexuales. Por lo tanto, la masturbación es una de las prácticas del autoerotismo, pero no es la única.
La masturbación es una actividad que no solo proporciona placer a la persona, sino que también le ayuda a descubrir su propio cuerpo y poder controlarlo mejor, desde un punto de vista personal y relacional.
Masturbarse es el primer paso hacia el autoconocimiento sexual y también es una forma de descubrir nuevas emociones y nuestras preferencias sexuales.
Sin embargo, la masturbación masculina tiene un propósito diferente a la masturbación femenina. Mientras que para los hombres reemplaza la falta de sexo, la masturbación de una mujer complementa la relación de pareja.
Muchos expertos opinan que la masturbación es una actividad cargada de enormes beneficios a nivel mental y físico. Estudios en sexualidad demuestran que la masturbación es una práctica saludable durante la cual se liberan las llamadas «hormonas del placer», haciendo que el cerebro libere dopamina, oxitocina y endorfinas, las cuales producen placer y relajación.
Pero cuando la masturbación es excesiva tiende a convertirse en una adicción y es causada por el impulso intenso y repetido por satisfacer esa necesidad. El resultado de eso se llama masturbación compulsiva, que es cuando la persona está obsesionada por la idea de masturbarse y siente que no puede prescindir de ella y la masturbación ocupa una gran parte de las actividades diarias, lo que lleva a la persona a tener fatiga crónica, baja autoestima, trastornos del sueño, ansiedad, vergüenza y tristeza, aislamiento social y soledad.
Aunque masturbarse es considerado un acto saludable y placentero, puede llegar a convertirse en algo independiente del placer.
Hay personas que tienen un alto deseo sexual y disfrutan masturbándose a menudo y no hay nada de malo en ello. El problema viene cuando alguien aumenta la frecuencia con que se masturba, la persona entonces se vuelve adicta al estímulo que lo produce.
Esa estimulación genera un estado particular y placentero en el cerebro. En el plano anímico, hablamos de una sensación momentánea de bienestar que la persona no es capaz de conseguir de otra forma, de ahí que en muchos casos termine siendo dependiente.
La repetición funciona como una especie de automedicación con el objetivo de disminuir la ansiedad; como quien fuma, consume alcohol o juega. Por tanto, al no masturbarse, aparece el síndrome de abstinencia. En él, la persona siente nerviosismo, irritabilidad, dolores de cabeza, falta o exceso de apetito, insomnio e incluso temblores.
Este tipo de masturbación afecta la conducta sexual del individuo y en el caso de los hombres, cuando se tiene un encuentro sexual con otra persona, no se estará centrado en el placer o el bienestar, sino que buscará el orgasmo rápido que reducirá el malestar emocional. O bien, podría presentar dificultades para iniciar la excitación, mantenerla y terminarla.
Por otro lado, esta pérdida del interés y del placer por las relaciones sexuales en compañía puede llevar a que la persona prefiera autocomplacerse. Esto es especialmente complicado cuando se tiene una relación de pareja, ya que tratará de evitar las relaciones sexuales, así como perderá la motivación por satisfacer a la pareja. Además, aparecerán sentimientos de culpa e inestabilidad emocional.
Otra consecuencia negativa en las personas con adicción a la masturbación es que presentan falta de energía y cansancio físico. Su energía disminuirá y eso afectará sus relaciones afectivas, sociales y sexuales.
Además de usar las manos, existe la posibilidad de integrar elementos para experimentar nuevas sensaciones y los juguetes sexuales son complementos perfectos para el autoerotismo y la masturbación.
El autoerotismo y la masturbación con un vibrador o juguete sexual demuestra que no es necesario estar con alguien para obtener placer, además influye en aceptar el cuerpo tal como es.
El empleo de estos objetos sexuales es saludable para quién los utiliza, porque puede llevar al gozo y al disfrute de la persona y eso se llama salud sexual, definido éste como “un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad” .
Algunas personas con discapacidad o movilidad limitada usan juguetes sexuales para masturbarse más fácilmente, para tener sexo, para ciertas actividades sexuales, o para posiciones que serían muy difíciles o imposibles de hacer de otra manera.
Los juguetes sexuales también pueden ayudar a tratar los síntomas de algunas disfunciones como, la disfunción eréctil, el trastorno de excitación genital, el trastorno del deseo sexual hipoactivo y la disfunción orgásmica. A algunas personas, los juguetes sexuales les ayudan a manejar los efectos secundarios de ciertos medicamentos, algunos problemas de salud o de la menopausia, por ejemplo, si tienen un deseo sexual bajo o menos sensación en sus genitales (pene o vagina).
Existen muchos juguetes sexuales diferentes. Algunos de los más comunes son: los vibradores, dildos o consoladores, juguetes anales, anillos para el pene y bolas chinas.
Juan Guillermo Londoño Berrio