Cada 8 de agosto se celebra el día Internacional del Orgasmo Femenino, una celebración que nació en un pueblecito brasileño del estado del Piauí llamado Esperantina.
Con el tiempo y gracias a las redes sociales, el día Internacional del Orgasmo Femenino se popularizó y actualmente es una fecha que se celebra en todo el mundo.
Por ejemplo, en Noruega se toma como día festivo para que las mujeres puedan pasar el día con sus parejas disfrutando de una buena salud sexual; mientras que en Dinamarca lograr que la esposa tenga un orgasmo es obligatorio y el hombre que no lo logré es multado.
Pero ¿Qué es un orgasmo? El orgasmo es la culminación de una relación sexual, un clímax que produce una sensación de liberación repentina y placentera de la tensión acumulada desde el momento en que se inicia la fase de excitación. Es en ese momento en que se generan una serie de intensos espasmos musculares que resultan altamente agradables, lo que ayuda a la liberación de endorfinas que se produce de forma simultánea.
Aunque el cuerpo de cada persona es diferente, hay algunas señales físicas que suceden cuando se tiene un orgasmo. La señal más notoria es una sensación muy intensa de placer en los genitales y en todo el cuerpo. Los músculos en la vagina, el pene y también los del ano, se contraen más o menos 1 vez por segundo, y de unas 5 a 8 veces. El ritmo cardiaco y la respiración también se aceleran.
Durante un orgasmo masculino el pene normalmente arroja un chorro pequeño de semen y a esto se le llama eyaculación. Es posible tener un orgasmo sin eyacular o eyacular sin tener un orgasmo, pero normalmente los dos pasan al mismo tiempo.
En las mujeres es normal que la vagina se ponga muy húmeda antes y durante del orgasmo. También es posible que salga un fluido diferente de la vulva, que a veces se le llama eyaculación femenina o “squirting” en inglés. Este fluido no es orina.
Inmediatamente después de un orgasmo, el clítoris o la cabeza del pene, también llamada el glande, pueden estar muy sensibles o puede ser incómodo tocarlos.
El orgasmo hace que se liberen endorfinas, llamadas también “las hormonas de la felicidad” y por eso puede que después de tener un orgasmo la persona se sienta con sueño, relajada y feliz. Por eso algunas personas tienen orgasmos para aliviar el dolor, el estrés o para ayudarles a dormir.
Cada persona siente los orgasmos de manera distinta, y también cada vez que se tiene uno se siente diferente. Algunos son muy intensos, otros muy suaves, y otros intermedios, es decir, ni muy suaves ni muy intensos. Los orgasmos varían por muchas razones, incluyendo qué tan cómoda se sienta la persona, qué tanta excitación sexual siente y qué tanta tensión sexual acumuló antes de llegar al orgasmo.
La mayoría de los orgasmos suceden durante la masturbación o durante el sexo oral, anal o vaginal. También se puede originar cuando se estimula, toca o frota los genitales.
Las mujeres usualmente tienen orgasmos cuando estimulan su clítoris, vagina o ano. Los hombres usualmente tienen orgasmos cuando estimulan su pene, sus testículos o el ano. Algunas mujeres pueden llegar a orgasmos estimulando sus pezones, o incluso solamente teniendo pensamientos eróticos.
Muchas cosas pueden afectar la capacidad de tener orgasmos, tales como las hormonas, las emociones, las experiencias, las creencias, el estilo de vida, tipos de relaciones, la salud física y mental, y también ciertos medicamentos o el consumo de alcohol y drogas.
Algunas personas pueden tener un orgasmo rápido y fácil, pero otras necesitan más tiempo y esfuerzo. Es posible también que se pueda llegar al orgasmo en algunas ocasiones, pero no en otras, dependiendo de con quién estás y qué estás haciendo. Todos los cuerpos son diferentes y no existe una manera correcta de llegar a un orgasmo.
Algunas personas necesitan estimulación en ciertas partes de su cuerpo de una manera particular o con ciertos objetos, como vibradores, para llegar a un orgasmo. Muchas mujeres tienen orgasmos si estimulan su clítoris, pero no con penetración en su vagina. Otras simplemente no pueden llegar a un orgasmo estimulando su vagina. Todas estas diferencias son normales.
Aprender cómo llegar a un orgasmo puede tomar tiempo y práctica. Experimentar con lo que se siente bien puede ayudar a conocer el cuerpo, a saber, qué nos gusta y a mejorar el placer y la sexualidad.
No todo el mundo puede llegar a orgasmos durante el sexo o cuando está con otras personas. A veces las circunstancias simplemente no ayudan, como por ejemplo sentir nervios, estar cansado o alguna distracción. También es posible que algunas personas no pueden tener orgasmos nunca. El sexo y la masturbación pueden ser algo íntimo y divertido y se pueden disfrutar con o sin orgasmos.
Se ha descubierto que el tener una vida sexual sana y cargada de varios orgasmos puede influir en la salud mental de la mujer, evitando enfermedades como demencia senil, alzhéimer o cualquier otro mal del cerebro. Tal vez por eso se dice que “un orgasmo al día mantiene lejos al médico.”
El orgasmo también puede ser una terapia excelente si se sufre de migrañas o cualquier tipo de dolores de cabeza.
Durante un orgasmo, una mujer aumenta su umbral del dolor en 107%, lo que equivaldría a sufrir una fractura de hueso.
Los orgasmos también influyen en los niveles de felicidad de la mujer, ya que la convierten en alguien mucho más segura de sí misma y que conoce a la perfección sus capacidades y limitaciones.
El orgasmo tiene muchos otros beneficios, pues disminuye el estrés, favorece el sueño, mejora el flujo sanguíneo ya que es una actividad aeróbica, mejora la piel y te hace sentir más joven.
Juan Guillermo Londoño Berrío