El término swinger es una palabra inglesa que se utiliza para referirse sobre una experiencia sexual que se da entre parejas. La práctica consiste en realizar intercambios de parejas, es decir una pareja establecida se pone de acuerdo con otra para tener encuentros sexuales. Cada pareja establece las condiciones bajo las cuales están dispuestos a hacer el intercambio y a partir de esto, buscan otra pareja que tenga expectativas similares para tener el encuentro.
Resulta importante resaltar que se trata de parejas estables que deciden tener relaciones sexuales con otras personas de forma pactada y conjunta, no existiendo un engaño y debiendo ser algo deseado por ambas partes. Asimismo, la pareja con la que se realiza el también llamado intercambio de parejas es decidida y acordada de manera conjunta, no imponiéndose la elección de uno sobre el otro.
La palabra swinger se deriva del verbo inglés «to swing» que significa balance, libertad de movimiento y oscilación; swingers pues son todas aquellas personas con amplio criterio, ya sea casada o soltera, inmersas en una relación sentimental que consienten las relaciones sexuales con otras, mientras están presentes. Así, cada uno de los miembros de una pareja mantiene relaciones con uno de los miembros de otra mientras los otros dos hacen lo mismo.
La condición fundamental para que el encuentro swinger pueda llevarse a cabo, es que deben estar las dos partes, es decir, siempre debe estar la presencia del otro para que se efectúe el acto sexual.
Este pacto es una decisión en conjunto de parejas formales que buscan abrir sus horizontes en cuanto al ámbito sexual y mantener una relación amorosa diferente y con un toque de adrenalina extra.
En pocas palabras, se trata de un intercambio de parejas con aprobación de ambas partes. Su origen se remonta a un período de tiempo situado entre los años cuarenta y los años sesenta en los Estados Unidos.
Los motivos para incurrir en esta práctica radican en la necesidad de salir de la rutina, la curiosidad o el deseo de experimentar situaciones nuevas en la relación. Es así como una pareja swinger puede relacionarse en dos categorías, dependiendo de su nivel de contacto físico y sexual.
La primera categoría se define como “soft swing”. Es relevante tener en cuenta que en este tipo de dinámica los intercambios de pareja no requieren necesariamente de penetración vaginal o anal, pudiendo limitarse a miradas, tocamientos, besos, caricias, masturbaciones o sexo oral. Esto es una relación meramente física, es decir, sin involucrar sentimientos. Hay pues en esta práctica exclusividad amorosa, mas no sexual.
El swing suave o soft swinging se ve como la puerta de entrada al swing completo, pues brinda la oportunidad para que las parejas, que son nuevas en la «escena del swinging», se sientan cómodos al participar en actos sexuales frente a otros. Antes de que avancen hacia el intercambio de pareja y swing completo.
Algunas veces, el rango y tipo de actos que se van a permitir o aceptar en este tipo de actividad sexual debe ser pactado previamente y por eso existe también la costumbre de participar en actividades sexuales con su pareja en la misma habitación con otra pareja, pero sin intercambiar ni compartir parejas, pues en algunos casos se da que uno de los miembros de cada pareja tiene relaciones sexuales mientras los otros dos miran. Las parejas que lo llevan a cabo generalmente suelen ser heterosexuales.
La segunda categoría es llamada “full swap” y se refiere a relaciones sexuales con una persona distinta a la pareja original, pero en este caso con penetración.
Las parejas a menudo participan de los intercambios en fiestas, clubes especiales para ello, eventos privados o de forma pactada entre particulares o incluso a través de aplicaciones destinadas a ello o en algún lugar estipulado por la pareja.
Esta práctica es bastante frecuente, sin embargo, no siempre es bien vista ante la sociedad. El argumento principal en contra de este tipo de actividad sexual es la ruptura del concepto de pareja tradicional y hay quienes también aseguran que puede propiciar fácilmente una infidelidad y romper con las relaciones de pareja.
Hay también opiniones que señalan al intercambio entre parejas como sinónimo de promiscuidad, que atenta contra la buena moral social y se fundamenta bajo la idea de cómo los swingers representan un peligro para el mantenimiento de familia.
Sin embargo, hay que resaltar que estas prácticas se realizan en todo momento desde el respeto, siendo los swingers personas que han decidido disfrutar de su sexualidad de esta forma, es decir, de manera libre y respetando los valores y normas que deciden con sus parejas.
El swinging puede resultar una práctica estimulante para las personas que los practican, y quienes lo llevan a cabo han de ser parejas consolidadas y estables, que deben ser monógamos a nivel relacional o romántico.
El swinging no tiene por qué tener efectos negativos en el funcionamiento de la pareja e incluso en algunas ocasiones puede revitalizar el erotismo y la atracción existente entre sus componentes al verla disfrutar de otras maneras. Asimismo, la idea de compartir este tipo de actividad como algo secreto entre ambos miembros de la pareja puede resultarles emocionante.
Aunque generalmente se asocia al intercambio de parejas, el término ‘swinger’ hace referencia a la sexualidad vivida dentro de un ambiente liberal. Sin embargo, aunque el intercambio de parejas puede ser una de las prácticas más liberales, no se le puede confundir con prácticas como el Bondage, la Disciplina, la Dominación o la Sumisión.
Juan Guillermo Londoño Berrío