La vagina es un órgano que forma parte del aparato reproductor femenino, conformado además por la vulva, los labios mayores y menores, el útero, las trompas de Falopio y los ovarios.
En su interior también se ubica el denominado punto G, cuya estimulación genera placer durante el coito.
En ese sentido, la vulva, el clítoris y la vagina son las partes más superficiales del órgano sexual femenino
La vagina tiene forma de tubo y una longitud aproximada de 9 a 12 cm en una mujer adulta y conecta el útero con el exterior. Está recubierta de mucosas que la mantienen húmeda y bajo las condiciones necesarias que la protegen de infecciones.
Como la vagina es un órgano muscular y elástico, estos músculos flexibles permiten la entrada del pene a través de la vulva en las relaciones sexuales y es el lugar en el que se deposita el semen tras la eyaculación. También permite la salida del feto durante el parto.
Cuando la vagina es adecuadamente estimulada, e incluso cuando una mujer imagina en su mente un encuentro sexual, se produce una lluvia de estimulaciones naturales en su cerebro, entre los que está la dopamina, un neurotransmisor que produce motivación, confianza, concentración en objetivos concretos y un sentido de seguridad en sí misma.
Luego, cuando la mujer tiene un orgasmo, libera oxitocina, una hormona relacionada con el afecto, el apego y la conexión entre las personas. Con esta combinación química que se produce en el cerebro femenino gracias al estimulo de la vagina, este órgano no solo es un centro de placer, sino un intermediario entre la confianza y la creatividad femeninas.
La vagina se puede estimular a través del tocamiento y las caricias, utilizando las manos, los dedos o la boca. De esa manera se hace más sensible y puede ser fuente de mucho placer, tanto en los juegos preliminares, como practicando sexo vaginal.
La zona cercana a la entrada de la vagina contiene casi el 90 por ciento de las terminaciones nerviosas vaginales y hay zonas en la pared vaginal anterior y entre la unión superior de los labios menores y la uretra que son especialmente sensibles, pero el placer sexual intenso, incluido el orgasmo, únicamente a partir de la estimulación vaginal es ocasional o no existe porque la vagina tiene un número significativamente menor de terminaciones nerviosas que el clítoris.
Lo ideal es que cuando se quiera estimular se deslice una mano hacia la vagina, pasando suavemente los dedos sobre los labios y haciendo movimientos en toda la zona, presionando ligeramente, pero sin meter los dedos en el orificio vaginal. Esto facilita el flujo sanguíneo e inicia el proceso de excitación.
Para estimular la zona íntima femenina antes de la penetración no se puede olvidar la entrada vaginal, pero no se trata solo de deslizar los dedos hacia adentro y hacia afuera, hay que tener cierta técnica. La recomendación es usar dos o tres dedos, pero en lugar de solo entrar y salir, se debe frotar firmemente contra el canal vaginal inferior. Incluso se puede permanecer en la entrada, moviendo los dedos en círculos sin sacarlos ni meterlos por completo.
Usar un solo dedo para estimular toda la zona puede ser muy efectivo, pero será más intenso si se ponen varios dedos en acción.
Cuando se producen las relaciones sexuales, la vagina se llena de sangre, y produce secreciones cuando está bajo el efecto de la excitación. Cuando se acerca el orgasmo, la vagina disminuye su volumen porque los músculos de la vulva se contraen de manera violenta. Estas contracciones también se producen en el útero para facilitar el paso de los espermatozoides.
La elasticidad de la vagina permite adaptarse a casi cualquier tamaño y forma del pene y permite hacer innumerables posturas sexuales.
En general la vagina de la mayoría de las mujeres comparte una misma forma, pero existen muchas variaciones en cuanto al tamaño, longitud, ancho, color y olor.
Los estudios de imágenes demuestran que la mayoría de las vaginas son más estrechas hacia la abertura vaginal y más anchas hacia el cuello uterino. Esto suele formar una “V”, aunque el ancho en el punto más amplio puede variar.
La vagina responde a muchos tipos de estímulos y durante la excitación sexual, se alarga y dilata, fenómeno que se conoce como ‘tenting’. o ‘Ballooning’ vaginal, que no es más que el abombamiento de la vagina durante la excitación sexual al aumentar la tensión de los ligamentos del útero.
El ‘tenting’ tiene dos efectos principales: reduce la fricción entre la vagina y el pene, retrasando la eyaculación y eleva el cuello del útero haciendo que se aparte del semen creando al mismo tiempo un depósito para él, favoreciendo la capacitación de los espermatozoides.
Para muchas mujeres otra forma de estimular su vagina y tener orgasmos es a través de los juguetes sexuales o también llamados “consoladores” como dildos y vibradores vaginales. Estos elementos vienen de diversas formas, tamaños y materiales.
Algunos parecen un pene de verdad y otros tienen una forma diferente. También pueden tener una forma un poco curva para ayudar a estimular el punto G. Muchos de estos juguetes sexuales están hechos de materiales como silicona, plástico, metal y vidrio y algunos son resistente a los golpes.
Existen también las llamadas Bolas chinas o esferas vaginales, que son unos objetos redondos, formados normalmente por una o dos bolas unidas por un cordón, que se introducen en la vagina. Estas bolas normalmente son pesadas, por lo que se tiene que apretar la vagina para mantenerlas dentro del cuerpo. Algunas son huecas y tienen bolas más pequeñas adentro que ruedan y rebotan cuando la mujer se mueve, haciendo que tenga la sensación de movimiento dentro de ella.
Está demostrado que el uso continuo de bolas chinas aporta beneficios a las mujeres que las usan, ya que ayudan en gran medida a mejorar el tono de los músculos del suelo pélvico, aumentar la irrigación sanguínea y a mejorar la lubricación natural de la vagina. De esta manera, con su uso prolongado en el tiempo, se logra una enorme mejoría en la calidad de las relaciones sexuales.
Juan Guillermo Londoño Berrío