BDSM es un término originalmente proveniente de países de habla inglesa creado en 1990 para abarcar un grupo de prácticas y fantasías eróticas relacionadas entre sí y vinculadas a lo que se denomina sexualidades no convencionales o alternativas. Abarca un grupo de prácticas, a menudo eróticas, libremente consentidas, que en algunos casos son consideradas como un estilo de vida.

Se trata de una sigla que combina las letras iniciales de seis modalidades eróticas relacionadas entre sí y vinculadas a las que se denominan sexualidades alternativas: Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo.

El Bondage es un término del idioma inglés referido a ciertos vínculos que se establecen en algunas relaciones de subordinación. A partir de la década de 1960, sin embargo, el término se empezó a usar para referirse al estado o práctica de estar inmovilizado físicamente estando atado, encadenado o esposado, para obtener así una satisfacción sexual.

El término Bondage suele estar asociado a las ataduras con sogas u otros elementos de sujeción que se utilizan muchas veces en el BDSM. También se asocia a la inmovilización, es decir, atar o que te aten para tener relaciones sexuales. En la práctica se relaciona esta expresión con las ataduras y restricciones con fines eróticos.

Algunos de los elementos que se suelen utilizar dentro del BDSM y que entran dentro del bondage son las vendas en los ojos, las cuerdas, las esposas o los látigos de cuero.

La palabra Disciplina es un término que hace referencia a prácticas eróticas relacionadas con reglas, castigos, adiestramiento, protocolos de comportamiento, posturas según las circunstancias. Un clásico del BDSM ligado a la disciplina son los llamados azotes, ya que el azote conlleva una serie de respuestas físicas que logran influir en la experiencia sexual.

La Dominación es un término utilizado para referirse a las prácticas eróticas en las que una persona adopta un rol dominante para actuar de acuerdo con su voluntad y su deseo sobre otra u otras personas que adoptan un rol sumiso. La persona en el rol dominante manda y dispone. En resumen, el dominante ejerce el poder sobre el sumiso. El BDSM rechaza toda práctica de dominación, por mínima que sea, que no cuente con el consentimiento de la persona dominada.

La Sumisión es una expresión utilizada para referirse a las prácticas eróticas en las que una persona adopta un rol sumiso y queda bajo la voluntad de otra persona que adopta un rol dominante. Es la situación complementaria de la dominación, por ello suele hablarse de relaciones “Dominación/Sumisión”. La persona en el rol sumiso obedece o deja que se actúe sobre su cuerpo. Se trata siempre de una situación de sumisión voluntaria, dentro de los marcos de los límites establecidos por la persona que adopta el rol sumiso.

La dominación y la sumisión son prácticas complementarias de intercambios de poder, pues una o más personas dominan a una o más personas que se someten. Por lo tanto, se trata de un juego mucho más mental, que físico.

El Sadismo es un término que se utiliza para referirse a prácticas eróticas en las que una persona obtiene placer causando dolor, humillación o incomodidad a la otra persona que acepta esa situación. La característica esencial del sadismo sexual implica actos reales, no simulados, en los que el sufrimiento físico o psicológico de la víctima es sexualmente excitante.

Se trata siempre de una práctica voluntaria que no pueden ir más allá de los límites establecidos por la persona que recibe el dolor, la humillación o la incomodidad y que se pueden detener en cualquier momento. La persona que adopta el rol sádico, quien es el sujeto activo, cuida en todo momento la situación de la otra persona, quién actúa como agente pasivo, a fin de evitar cualquier daño físico o psicológico. Se trata de una práctica erótica que en nada se parece al sadismo criminal, que es cuando la otra persona no lo consiente.

El sadismo y el masoquismo normalmente van de la mano al tratarse de dos caras de la misma moneda, pues mientras el sadismo se utiliza para obtener placer causando dolor, humillación o incomodidad a otra persona, el Masoquismo se refiere a prácticas eróticas en las que una persona obtiene placer experimentando dolor, humillación o incomodidad.

Se trata siempre de prácticas voluntarias que no pueden ir más allá de los límites establecidos por la persona pasiva que recibe el dolor, la humillación o la incomodidad, y que se pueden frenar en cualquier momento.

La preferencia sexual por objetos inanimados o bien por partes concretas del cuerpo, llamado Fetichismo, no está incluido dentro de las prácticas y gustos eróticos abarcados por la sigla “BDSM”. Sin embargo, es muy usual que muchas prácticas fetichistas se incluyan naturalmente en las prácticas BDSM.

Para disfrutar del lado más sutil del BDSM una mujer dominante, por ejemplo, puede utilizar los masajes como una forma para explotar y disfrutar la sumisión masculina. En esta experiencia la mujer dominante es quien tiene el control. Ella es la masajista y el hombre, el masajeado. Sólo debe cumplirse una norma: que la parte sumisa debe ser absolutamente pasiva. Para nada podrá usar sus manos y deberá resistir todas las caricias, soportar y controlar el deseo de tocar o acariciar a su vez a la parte dominante.

Algunos estudios han demostrado que entre el 40 y el 70 por ciento de los hombres y mujeres fantasean con juegos relacionados con el BDSM y que el 20 por ciento lo practica.

Los juegos BDSM pueden resultar física y mentalmente una experiencia agotadora para quienes lo practican. Es absolutamente imprescindible que, finalizado el juego, cada uno de los intervinientes preste atención al otro. Los hombres, cuando ejerzan su papel de dominantes, deben ser especialmente cuidadosos con su pareja y las mujeres deben estar siempre confiadas y relajadas. Después de todo, esto es un juego y su finalidad es eminentemente lúdica.

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